El coronavirus está dejando una situación desoladora.
Las noticias sobre ERTES, EREs, despidos encubiertos,
exposición al virus en los centros de trabajo, así como las consecuencias de
las privatizaciones y desmantelamientos de los servicios públicos, se han
disparado.
Pero más allá de las especulaciones sobre el COVID-19, lo
que no cabe duda es que este acontecimiento ha acelerado la crisis económica a
nivel mundial que a inicios de año empezaba a mostrar sus patas.
El virus ha sido muy oportuno a la hora de paralizarnos y ganar tiempo con tal de paliar
su crisis a través de la incorporación de peores condiciones sociolaborales.
El problema es tan grave, que el cierre de empresas se ha
ido extendiendo como la pólvora por todos los lugares del país. La precariedad
instaurada desde hace décadas ha facilitado los despidos con un coste bajísimo
para los empresarios, con promesas vacías de reincorporación y con artimañas
tan rastreras como las de acusar a las plantillas de absentismo laboral, cuando
días antes les recomendaban quedarse en su casa. Cabe señalar que gran parte de
estas medidas se han hecho con la complicidad de los sindicatos mayoritarios,
demostrando una vez más su servidumbre hacia la patronal y al gobierno.
La pérdida del empleo en estas condiciones supone la
desaparición de todo ingreso para personas y familias, que apenas lograban
sobrevivir. Han creado el caldo de cultivo idóneo para que dentro de poco
tiempo los barrios obreros sean presas de la desesperación, la angustia y la
desolación.
Mientras, se declara un Estado de Alarma que hace caso omiso
al aseguramiento de las condiciones de vida de la población y escarba aún más
en medidas represivas futuras. El Real Decreto, sus matizaciones, así como la
comparecencia de Pedro Sánchez en el
Congreso, el 18 de marzo, no nombra en ningún momento la reversión de la
privatización, el cierre del grifo a la privada o el incremento de recursos y
personal sanitario mermados durante estas dos décadas, tampoco se toman con
decisión más medidas sociales y laborales urgentes e imprescindibles que
detengan la sangría de despidos efectuados y aseguren una moratoria, no sólo en
las hipotecas, sino en los alquileres y servicios esenciales, como la luz, el
agua, el gas, …. Se tiene que restringir aún más el desplazamiento y eso va a
repercutir en las trabajadoras que aún siguen, incomprensiblemente, obligadas a
ir, como en la construcción.
Otra cuestión a tratar es el pago de la deuda pública. En un
Estado de Alarma, este Gobierno podría romper con el techo de déficit, pero
están más obcecados en cumplir con las exigencias de la Unión Europea que en echar una mano a la ciudadanía.
Exigimos que se active el artículo 11.3 de la Ley Orgánica 2/2012, de
Estabilidad Presupuestaria, que precisamente permite al Gobierno interrumpir el
pago de la deuda y el cumplimiento de los objetivos de déficit.
Es el momento de plantear que los recursos de la sociedad
deben estar al servicio de la población, mucho más en estos momentos.
Debemos plantear como medidas a adoptar inmediatamente las
siguientes:
1. En el ámbito sanitario:
- Eliminación de la financiación pública de la sanidad
privada. Derogación de la ley 15/97. Anulación de los convenios y contratos
suscritos, sin obligación de indemnizar. Destinar el dinero ahorrado, más la
obtención de la financiación necesaria, mediante la emisión de deuda u otros
mecanismos, para hacerlas inversiones necesarias y urgentes en la sanidad
pública.
- Contratación del personal necesario para abrir de forma
inmediata todas las camas cerradas desde2008 y facilitar el pleno
funcionamiento de los centros sanitarios de atención primaria y especializada
las 24 horas.
2. Poner urgentemente a disposición de todas las personas
que lo necesiten los alimentos suficientes y productos higiénicos para
garantizar una alimentación y desinfección adecuadas, empezando por la infancia
que se ha quedado sin comedor escolar a cambio de un refrito neoliberal.
3. Garantizar por parte del Estado permisos adicionales
retribuidos y plena seguridad laboral a trabajadoras y trabajadores enfermos,
que deban dejar de trabajar por medidas profilácticas o que deban atender a
personas dependientes.
Paralización retribuida de las actividades o puesta en
marcha de mecanismos de teletrabajo en las actividades productivas no
esenciales.
4. Paralización de los despidos y, para los ya producidos,
derecho inmediato a percibir la prestación por desempleo y a que la que ahora
se cobre no se entienda consumida tras la crisis sanitaria, volviendo a poner
el “contador a cero”. Prohibición de
EREs y ERTEs en grandes empresas durante el tiempo de vigencia del
Estado de Alarma. Pleno respeto a las medidas de prevención de riesgos
laborales y a las indicaciones de la comunidad sanitaria, asociadas a la actual
pandemia, en los centros de trabajo, y encarcelamiento inmediato de los
responsables de su incumplimiento tras la exigencia realizada por las
organizaciones sindicales.
5. Exigimos la
persecución de prácticas laborales abusivas que ya debería estar
realizando el auto-investido Estado como protector social, como el consumo
obligatorio de permisos vacacionales.
6. Moratoria total del pago de hipotecas y alquileres. Detención
de todos los desahucios e incautación a los bancos de las viviendas necesarias
para asegurar a todas las personas ese derecho, por razones de emergencia de
Salud Pública. Porque, ¿cómo se ejecutan las medidas profilácticas cuando no se
tiene casa?
7. Anular todo corte de luz, de gas o de agua por impago.
8. Renta básica de solidaridad suficiente para todas las
personas en situación de necesidad y vulnerabilidad con independencia de su
situación administrativa.
9. Supresión del encarcelamiento ilegal de toda persona
migrante y reutilización de las infraestructuras que con este fin se siguen
utilizando; Para el abastecimiento de bienes de primera necesidad
Por eso, hoy el sindicalismo, las organizaciones y
asociaciones combativas debemos estar a la altura delas circunstancias. Hoy más
que nunca debemos estar unidos y luchar conjuntamente por la vida de las y los
trabajadores. El apoyo mutuo, la solidaridad entre vecinas y vecinos en
nuestros barrios, el intercambio de información y difusión de material para
prevenir los riesgos de las enfermedades, la resolución de dudas laborales y la
puesta en marcha de mecanismos de organización futura son claves para plantar
batalla a aquellos que quieren salvarse una vez más a costa de nuestra ruina.
¿Vencer al virus? SÍ ¿Vencer a los parásitos que nos
oprimen y explotan? TAMBIÉN
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